Aunque disimuladamente, más de un curioso estuvo en el pasaje Craig para verme el día jueves por la noche. Pero yo me encontraba a unas cuantas cuadras de allí, en un bodegón del barrio de San Telmo, disfrutando de una picada y un aperitivo “Cynar”.
Observé el encuentro a través de mi notebook, pues el asesor “Pirincho” ubicó hábilmente una camarita en uno de los dos recovecos de una de las vigas del autopista. No tengo “fijas” para las reuniones hípicas de esta semana, motivo por el cual, mis queridos amigos, guarden los pesitos disponibles para la próxima semana. ¡No se van a arrepentir!
Vamos a lo nuestro: Perla Blanca: MARCELO IVÁN BUCONIC. Me levanté de la silla para aplaudir; y aunque manché con mayonesa mi impecable traje comprado en “Studio The Harding” no me hice problema alguno. Acababa de contemplar uno de los mejores túneles que he visto en toda mi vida. Un caño impecable, limpio, y, como dice el saber popular, solamente evitable con una sotana. Señor Buconic: lo felicito y le agradezco por hacerme pasar un momento maravilloso, su pisada frente al “Bocha” Liberatto quedará grabada en mis retinas para siempre.
Perla Negra: IGNACIO POBLET. No dejo de reconocer su habilidad, su potencia y su físico óptimo para la práctica de este deporte. Pero lamentablemente usted tiene muchas falencias y una de ellas es el gol. Mi querido Nacho: La falta de gol en el fútbol cinco evidencia la escasez de muchas otras cualidades. Si usted es capaz de serenarse, pensar y armar las jugadas con más criterio, los goles vendrán solos. Cuando aprenda a leer el juego, llegará a posición de gol al recibir la devolución de paredes que usted mismo construyó y no será necesario que traslade tanto el balón. Una vez conseguido esto, tendrá la suficiente tranquilidad para definir bien y dejará de ser un proyecto para pasar a ser un excelente jugador.
Por lo menos, así lo veo yo.
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