El pitazo final de Juan Pablo Pompei en la “bombonera”, decretando el epílogo del empate en un gol entre Boca y Newell´s, coincidió con el inicio de nuevo encuentro del fútbol de los jueves, el primero del mes de septiembre.
A diferencia de lo ocurrido siete días atrás, había mucho frío afuera, pero bastante calor dentro del verde rectángulo. Desde el inicio, se pudo apreciar con claridad quien sería el vencedor. Este equipo, tuvo desde siempre el control de las acciones, con equilibrio en las líneas y actuaciones de un nivel más que aceptable.
Por el otro lado, cinco hombres dispersos por el terreno de juego, intentando hilvanar cosas similares a pases entre compañeros de un equipo de fútbol, pero no lográndolo casi nunca. Los perdedores comenzaron cometiendo muchas fallas en defensa (hecho que no abandonaron en toda la noche y que podrían haber seguido haciendo en caso de que el match hubiese durado hasta las primeras horas del viernes).
Con pocos minutos de juego, ya se podía apreciar que Gustavo Cima estaba en una excelente noche, desmarcándose y aprovechando todas las ventajas de la última línea rival. Bien alimentado (en la faz futbolística, se entiende) por Germán Tabares, fue marcando una y otra vez, hasta alcanzar la excelente suma de 9 conquistas en la noche.
Los perdedores se encontraron en un momento en ventaja de 8 a 7, pero allí se frenaron. Un aluvión de goles rivales en pocos minutos, estiró una diferencia que se hizo indescontable.
Eduardo Bolaños regresó y lo hizo bien, convirtiendo tres de los primeros cuatro goles de su equipo, pero luego fue diluyéndose, perdiendo efectividad y no siendo la solución que sus compañeros necesitaban en el área rival. Marcelo Buconic y Rodrigo Giordanelli, aportaban marca y despliegue, pero no era suficiente. Ni Bolaños, como quedó dicho, ni Ciociano, ni Sáiz, estuvieron en una jornada felíz.
Otro que supo explotar las falencias rivales fue Gustavo Olmo, quien por momentos alternó con éxito la función de organizador con Germán Tabares y fue siempre salida clara y opción permanente para sus compañeros. Hernán Aimi transmitió seguridad desde la valla y fue impasable en su zona. Jorge Radaelli estuvo a tono con el equipo, con su eterna muestra de solidez y categoría.
El marcador final fue justo, pero mentiroso. Los ganadores estuvieron varios goles más arriba que sus rivales El 15 a 12 fue escaso reflejo de los sucedido en la fría noche de San Carlos.
A diferencia de lo ocurrido siete días atrás, había mucho frío afuera, pero bastante calor dentro del verde rectángulo. Desde el inicio, se pudo apreciar con claridad quien sería el vencedor. Este equipo, tuvo desde siempre el control de las acciones, con equilibrio en las líneas y actuaciones de un nivel más que aceptable.
Por el otro lado, cinco hombres dispersos por el terreno de juego, intentando hilvanar cosas similares a pases entre compañeros de un equipo de fútbol, pero no lográndolo casi nunca. Los perdedores comenzaron cometiendo muchas fallas en defensa (hecho que no abandonaron en toda la noche y que podrían haber seguido haciendo en caso de que el match hubiese durado hasta las primeras horas del viernes).
Con pocos minutos de juego, ya se podía apreciar que Gustavo Cima estaba en una excelente noche, desmarcándose y aprovechando todas las ventajas de la última línea rival. Bien alimentado (en la faz futbolística, se entiende) por Germán Tabares, fue marcando una y otra vez, hasta alcanzar la excelente suma de 9 conquistas en la noche.
Los perdedores se encontraron en un momento en ventaja de 8 a 7, pero allí se frenaron. Un aluvión de goles rivales en pocos minutos, estiró una diferencia que se hizo indescontable.
Eduardo Bolaños regresó y lo hizo bien, convirtiendo tres de los primeros cuatro goles de su equipo, pero luego fue diluyéndose, perdiendo efectividad y no siendo la solución que sus compañeros necesitaban en el área rival. Marcelo Buconic y Rodrigo Giordanelli, aportaban marca y despliegue, pero no era suficiente. Ni Bolaños, como quedó dicho, ni Ciociano, ni Sáiz, estuvieron en una jornada felíz.
Otro que supo explotar las falencias rivales fue Gustavo Olmo, quien por momentos alternó con éxito la función de organizador con Germán Tabares y fue siempre salida clara y opción permanente para sus compañeros. Hernán Aimi transmitió seguridad desde la valla y fue impasable en su zona. Jorge Radaelli estuvo a tono con el equipo, con su eterna muestra de solidez y categoría.
El marcador final fue justo, pero mentiroso. Los ganadores estuvieron varios goles más arriba que sus rivales El 15 a 12 fue escaso reflejo de los sucedido en la fría noche de San Carlos.
Jueves 3 de septiembre de 2009
Cancha #2 del complejo San Carlos
Equipo A 15 - Equipo B 12
A: Gustavo Olmo, Germán Tabares (3), Jorge Radaelli (2), Hernán Aimi (1) y Gustavo Cima (9).
B: Leo Ciociano (2), Marcelo Buconic (3), Damián Sáiz (2), Eduardo Bolaños (5) y Rodrigo Giordanelli.
Votación para mejor jugador del partido
Cima (5 votos); Tabares (4); Buconic (1*).
* Fue autovoto: ¿Vale?
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